John Pohl, LOS CÓDICES MESOAMÉRICA
de John Pohl

ARTE Y ESCRITURA EN LA ANTIGUA MESOAMÉRICA

ESCRITURA MAYA

El primer estudio de escritura de jeroglíficos mayas europeo que sobrevivió fue hecho alrededor de 1566 por un obispo español llamado Diego de Landa. Landa describió el calendario maya en detalle e incluyó dibujos de jeroglíficos. Explicaciones colectadas por Landa han permanecido intactas por años pero eventualmente ganaron importancia como fuente principal de información acerca del antiguo sistema de escritura maya.

Los mayas actualmente mantuvieron dos calendarios. Uno era el calendario solar de 365 días o "kin" parecido al nuestro. El otro era un calendario de profecías de 260 días, probablemente inspirado por el ciclo de gestación humana. Yuxtaponiendo los valores positivos o negativos de la cuenta de 260 días contra la cuenta de 365 días, los profetas crearon una matemática al azar en su sistema de profecías; algo como combinar numerología con astrología. De esta manera el resultado de los eventos era predestinado por dioses que habían instituido el uso del calendario en tiempos primordiales, el trabajo del sacerdote simplemente era informar el augurio.

Los calendarios también eran empleados para registrar fechas históricas. Desde un punto cero proyectaba miles de años atrás, "kin" era agrupado dentro de cuentas de 20 días llamados "uinals", 360 días o "tuns", 7,200 días o "katuns", y 144,000 días o "baktuns". Se nombraban los días calculados en el ciclo de 260 días combinando trece numerales con signos de veinte días. Los epígrafos hacen referencia a una serie entera de permutaciones como "Cuenta Larga". Mientras algunas fechas conmemoraban nacimientos, matrimonios y muertes, otros daban importancia a los aniversarios o a los Períodos Finales. Los monumentos Clásicos contienen tantas fechas que los epígrafos pensaron alguna vez que los mayas parecían obsesionados con el tiempo y que escasamente se involucraban con algo tan mundano como la historia biográfica.

Las fechas son los glifos más fáciles para detectar en inscripciones de piedra, porque ellos contienen "barras y puntos" numéricos. Las barras representan cuentas de cinco, y los puntos representan dígitos solos. A comienzos del siglo veinte, Sylvanus Morley del Instituto Carnegie estaba tan preocupado en registrar fechas que también frecuentemente ignoraba otros textos. Tal tendencia calendárica pronto guió a académicos a caracterizar al maya como una raza de sacerdotes astrónomos, cautivando a su gente con sus habilidades de predecir eventos celestiales. Por mucho tiempo parte del problema era también un fracaso el no reconocer que los glifos tenían valores fonéticos, aunque el obispo Landa había originalmente informado que sí. En cambio, se pensó que los glifos no calendáricos eran logográficos, descripciones literales de dioses, animales y objetos rituales. Los mensajes mayas por consiguiente estaban tan incrustados en el misticismo antiguo, rituales y metáforas poéticas que eran desesperadamente indescifrables.

Todo esto empezó a cambiar en los 1960 cuando Tatiana Proskouriakoff una investigadora de la Universidad de Harvard publicó un estudio de inscripciones del sitio maya de Piedras Negras y concluyó que los textos de glifos eran biográficos. Proskouriakoff notó que una serie de glifos distintivos, no calendáricos, frecuentemente acompañaba escenas de "dioses" sentados en nichos o estelas. Calculando el número de años que habían pasado entre las fechas en los monumentos, ella determinó que no tenían ninguna importancia astronómica, pero reflejaba el lapso de vida y los eventos de la gente real. Ella teorizó los glifos no calendáricos, dio el significado del nacimiento de un gobernador actual, su asentimiento subsecuente a su nicho o trono y finalmente su muerte. (No pudo haber sido un accidente que Alfonso Caso haya deducido el mismo caso en la escritura pictográfica mixteca unos años antes.) Al mismo tiempo que Proskouriakoff estaba trabajando en historia dinástica, (Heinrich Berlin) un investigador nacido en Alemania que vivía en la Ciudad de México identificó una serie de signos que él denominó Glifos de Emblema, los nombres para los actuales estados ciudades. A un sistema de fechas calendáricas, los académicos estaban agregando gente y lugares – creando finalmente la fundación para un acercamiento histórico a la escritura maya.

Estimulados por esto y otros descubrimientos, un grupo de académicos decidió reunirse en Palenque en 1973, con el propósito expreso de desarrollar un acercamiento sistemático para descifrar los textos del sitio. Eran varios profesores de universidades y estudiantes graduados, mientras que otros no eran profesionales. Todos venían con diferentes profesiones en Arqueología, Lingüística, Historia del Arte, Bellas Artes, Arquitectura y Etnografía. Reuniéndose por el curso de una semana, el grupo alternaba entre la presentación de documentos de investigación y trabajos en grupos pequeños con cualquier fotografía o dibujos de las inscripciones que tenían disponibles. Diariamente hacían viajes para examinar el relieve tallado en el sitio.

Los resultados de la primera mesa redonda en Palenque, como fue llamada, fue extraordinario; lo más notable fue una presentación de una sucesión dinástica entera de Palenque como también la historia sucesiva de la vida de seis reyes por Floyd Loundsbury, Linda Schele, y Peter Mathews. El grupo concluyó que la mayoría de las inscripciones parecían dar énfasis a dos personas en particular. El primero era un rey que llamaron "Señor Escudo" porque su nombre se parecía a un escudo de guerra. Ellos creyeron que el "Señor Escudo", era la persona que el arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier descubrió en la cripta bajo el Templo de las Inscripciones. El segundo protagonista mayor era su hijo "Serpiente Jaguar", quien construyó el impresionante Grupo de la Cruz.

Lo que empezó como un grupo pequeño de trabajo se convirtió en una serie de conferencias que guiaron a una revolución en desciframiento de jeroglíficos mayas. Las lecturas fueron subsecuentemente propuestas para mayores eventos como "la entronización", "captura de un enemigo", "sacrificio", y la clave de la relación de la familia como, "esposa de", "niño de". Algunos de los primeros desciframientos en Palenque están todavía ampliamente aceptados, otros han tenido que ser modificados o quedarse como objeto de debate. Sin embargo, todos los epígrafos ahora reconocen el texto como históricamente fundamental y abogan por todo el estudio de las lenguas mayas y sus desciframientos. Mientras esta perspectiva parece elemental hoy, fue revolucionaria en ese tiempo.

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