Las páginas siguientes son como una introducción básica a los códices de la región montañosa de México. Estos libros de estilo Pre-Colombino eran empleados por una clase real multi-cultural que dominó la parte Central y del Sur de México entre los años 1200 y 1520.  El grupo Mixteco es básicamente histórico en naturaleza, mientras que el grupo Borgia da énfasis a temas de profecía. A pesar de las variaciones temáticas, todos los códices describen las sagradas fiestas y festivales que juntaban a las familias reales en sistemas de alianza y obligación mutua.

Después de la conquista del Imperio Azteca en 1521, unos pocos españoles sabios empezaron a colectar libros de pictografías y los enviaron a Europa. Hay alrededor de una docena de códices de estilo de pre-Conquista atribuidos a la gente de las tierras montañosas de México. Los libros fueron hechos de piel de animal cubiertos por encima como con una base de yeso en la que se pintaron figuras. Estos libros fueron doblados para poder guardarse compactamente o abrirse para revelar todas las páginas de un lado.

CÓDICES, CERÁMICAS, FIESTAS, Y RITUALES

La diferencia en rituales y comportamientos religiosos reflejados en los códices de los grupos Borgia y Mixtecos se extiende también dentro de las tradiciones de cerámica de policromo de "estilo códice". Análisis de activación de neutrones indican que hay una gran coincidencia en el intercambio de cerámicas entre los reinos dominados del Este de Nahua de Tlaxcala y Puebla (Grupo Borgia). Pero hay poco o nada de intercambio comparable entre los nahuas del Este, del grupo Borgia y los mixtecos y zapotecas de Oaxaca (Neff et al. 1994). Michael Lind atribuye tales preferencias en el consumo de la cerámica a las diferencias significativas del contexto ritual para fiestas reales. El nota que los nahuas del Este primeramente sirvieron comida y bebidas en copas, vasijas, tazones de servir profundos, platos anchos y planos; mientras que los mixtecas y zapotecas emplearon jarras junto con ollas de trípode, cajetes, y charoles (Lind 1994). La variedad de vasijas en esta forma se compara también por diferencias con énfasis en el contenido de la iconografía.

Las bandas ornamentales de los cráneos humanos, manos, corazones y escudos que aparecen en las vasijas fueron particularmente diagnósticos de los Tzitzimime, los patronos sobrenaturales de la corte de los adivinos, quienes sirvieron como intermediarios de los espíritus de los muertos. Los demonios fueron primeramente comparados con una serie de dioses calendáricos conocidos como Cihuateteo y el Maquiltonaleque. Se confirma por una historia de los primeros frailes franciscanos enviados a convertir a los señores de Tlaxcala, que sus cultos eran fundamentales para una vida más privada de rituales del palacio real. Cuando entraron a la corte real de Tizatlan, se quedaron pasmados por la estatua de Maquiltonal la cual describen como una aparición miedosa de la muerte. Por otro lado las vasijas mixtecas generalmente enmarcan escenas de los códices históricos mientras que las vasijas zapotecas enfatizan imaginaciones asociadas con dioses supremos llamados Bezelao o Señor Flor Trece, patrono de un paraíso real.