Imagen - Vasija de Cacao - K6706 © Justin Kerr FAMSI © 2004:
William T. Sanders
 

Proyecto Tepetlaoztoc: Investigaciones Arqueológicas
Traducido del Inglés por Alex Lomónaco
View this report in English.

Área al norte del Cerro Teponaztle antes de la reforestación, con el Cerro Teponaztle como fondo. Nótese la superficie erosionada de tepetate, y los restos de un montículo residencial azteca.

Año de Investigación:  1996
Cultura:  Azteca
Cronología:  Azteca Tardío y Colonial Temprano
Ubicación:  Valle de México
Sitio:  Tepetlaoztoc

Tabla de Contenidos

Introducción
Resultados del Proyecto Piloto
Investigaciones Relacionadas
Conclusiones
Lista de Figuras
Referencias Citadas

Introducción

Tepetlaoztoc, una antigua capital azteca del Valle de México, ofrecía una oportunidad muy especial para la investigación arqueológica. En 1967, sus restos no sólo se encontraban en condiciones razonablemente buenas (una situación cada vez más fuera de lo común, debido al crecimiento masivo de la ciudad de México), sino que los censos del período Colonial Temprano documentaban la estructura de la comunidad inmediatamente después del período Azteca. Los documentos etnohistóricos de Tepetlaoztoc (principalmente el Códice de Santa María Asunción y el Códice Vergara) han sido bien estudiados y actualmente están siendo publicados en ediciones facsimilares. Más aún, a pesar de que el área de Tepetlaoztoc ya ha sido relevada en forma general (Parsons, 1971), no se ha realizado allí excavación alguna. Hoy en día, el crecimiento es una amenaza para esta área. El etnohistoriador Herbert Harvey y la geógrafa Barbara Williams han trabajado durante años con los materiales de Tepetlaoztoc, y les preocupaba que la oportunidad de excavar en este sitio arqueológico azteca tan particularmente bien documentado muy pronto se perdiera, y apremiaron a sus colegas arqueólogos para que iniciaran un proyecto a gran escala, multidisciplinario, a fin de estudiar Tepetlaoztoc. Este proyecto constituye la respuesta a sus peticiones.

El proyecto Tepetlaoztoc se diseñó como un proyecto piloto con dos objetivos inmediatos: un plan de trabajo para el proyecto a largo plazo y la selección del personal que habría de participar en el mismo; también habría de incluir propuestas para presentar a potenciales patrocinadores (NSF, NEH), y una ponencia descriptiva adecuada para ser publicada como un artículo ilustrado en las revistas Archaeology o Arqueología Mexicana, donde se hablaría de la ciudad azteca de Tepetlaoztoc y de qué manera su paisaje arqueológico estaba relacionado con sus códices. El proyecto piloto implicaba viajar a México para visitar el sitio a fin de identificar y fotografiar los recursos que quedaban, y hablar con los terratenientes locales y los funcionarios políticos sobre los planes de desarrollo a futuro. Durante mi estadía en México también me puse en contacto con Norberto González Crespo, presidente del Consejo de Arqueología del INAH, con el objeto de discutir la factibilidad del proyecto y solicitar un permiso para llevar adelante la fase piloto del proyecto.

El proyecto es importante porque el "Imperio Azteca" de México nos es bien conocido por las fuentes etnohistóricas, pero son muy pocos los sitios arqueológicos del período Azteca que han sido excavados. Este problema de la falta de evidencias materiales obtenidas a través de la excavación de sitios podría encararse sin ninguna prisa, si no fuera por el ritmo frenético de los emprendimientos de bienes raíces en el Valle de México, hogar de la moderna ciudad de México al igual que antigua zona de importancia decisiva de la cultura azteca (nahua). Si los códices estuvieran a punto de ser puestos en una cámara de reciclado, seguramente se escucharía una horrorizada protesta, perfectamente justificada ante semejante profanación: es bajo esta misma luz que debemos entender la destrucción de los restos arqueológicos.

La investigación que propusimos permitiría realizar estudios futuros de los restos arqueológicos de Tepetlaoztoc, y también demostrar el gran potencial de una estrategia de investigación verdaderamente conjunta, que empleara una combinación de métodos y datos históricos, etnográficos y arqueológicos para reconstruir esta ciudad-estado de una de las culturas más sorprendentes e intrigantes de la antigüedad. Nuestro objetivo más amplio era excavar una extensa muestra de sitios residenciales dentro del área del reino.

Cada "excavación arqueológica de una unidad de vivienda" implicaría dejar a la vista muros, pisos, y los espacios periféricos adyacentes a la residencia. Mientras que las excavaciones de este tipo se han venido realizando casi desde los comienzos de la arqueología del Nuevo Mundo, sólo recientemente esta estrategia ha sido abiertamente conceptualizada, y lo que es más importante, se han desarrollado nuevas técnicas que nos permiten reconstruir, en primer lugar, el uso funcional del espacio residencial, y luego las dimensiones, la estructura y la función de la unidad de vivienda. La unidad de vivienda es la unidad fundamental para virtualmente todas las sociedades humanas, y la arqueología de las unidades de vivienda tiene la capacidad de generar un entendimiento de la sociedad entera, incluído el grado de estratificación económica, la naturaleza de la división del trabajo y la distribución del poder político según aparecen reflejados en las variaciones de las viviendas y los artefactos.

Sobre la base de la documentación posterior a la conquista, dentro de la que se cuenta el Códice Vergara y el Códice de Santa María Asunción, parecería que el tipo mayoritario de unidades de vivienda eran para familias nucleares más que extensas. Hemos asumido que las unidades de vivienda anteriores a la conquista estaban compuestas fundamentalmente por familias numerosas patrilocales, y que tuvo lugar un cambio hacia las unidades de vivienda nucleares en forma posterior a la conquista, como producto del estímulo de los clérigos españoles. Sin embargo, los reconocimientos arqueológicos del tipo que Parsons realizó en Tepetlaoztoc, en otra área de la Cuenca de México, han puesto al descubierto un buen número de pequeños montículos residenciales que parecerían haber albergado a familias muy pequeñas–con toda probabilidad de tipo nuclear. Las excavaciones de una muestra substancial de residencias habría dilucidado esta cuestión.

El valor particular de aplicar la arqueología de unidades de vivienda en Tepetlaoztoc radica no sólo en el amplio cúmulo de datos de este caso sino en la naturaleza específica de la información del período posterior a la conquista. Los códices Vergara y Santa María Asunción proporcionan datos a nivel de unidad de vivienda sobre edad, sexo, relaciones de parentesco, estatus socioeconómico y tenencia de tierras de cada unidad de vivienda en el período inmediatamente subsecuente a la conquista. La muestra de restos de una casa del reconocimiento realizado en 1967, develó que los restos residenciales que se habían preservado eran abundantes–y que incluían unidades de viviendas urbanas y rurales, y que esto podía permitir dilucidar temas tales como hasta qué grado la variación en el tamaño de los unidades de vivienda, su composición y su función eran un reflejo de los patrones prehispánicos en la misma área. La excavación de las unidades de vivienda podría responder dichas preguntas.

El reconocimiento que Parsons realizó en Tepetlaoztoc puso al descubierto un patrón que ya se había econtrado en otras áreas de la Cuenca de México, esto es, que las unidades de vivienda rurales se encontraban dispersas por los campos y que muy probablemente estuvieran situadas en sus posesiones agrícolas–en marcado contraste con el modelo que se observa hoy en día, donde los granjeros residen en aldeas nucleadas y trabajan tierras que se encuentran fuera de la aldea, a menudo a una distancia de dos a tres kilómetros de sus lugares de residencia. El modelo actual es producto del proceso y las políticas que se impusieron durante el siglo 16 y comienzos del 17 por parte del estado español y de la Iglesia, a fin de congregar a las poblaciones rurales dispersas en grandes comunidades nucleadas, a menudo planificadas, para facilitar la conversión y el cobro de impuestos. Este proceso se inició a mediados del siglo 16 y continuó durante las primeras décadas del siglo 17 en la Cuenca de México. Las excavaciones arqueológicas de un amplio muestreo de residencias, proporcionarían detalles acerca de este proceso. Con la excepción de unas pocas "Colonias", según se las llama, distantes y muy recientes, virtualmente la totalidad de la población de Tepetlaoztoc reside hoy en día en el centro del municipio, incluyendo a los residentes del barrio de Santa María Asunción (véase Figura 3 y Figura 4).

Dentro del área del reino de Tepetlaoztoc, Parsons definió los siguientes sitios: TA-24 (el pueblo de Tepetlaoztoc), y 10 sitios rurales, TA 25-34 (véase Figura 1 y Figura 2 de Parsons, 1971). En estos sitios él encontró más de 400 montículos de viviendas, de los cuales aproximadamente la cuarta parte se encontraban en TA-24. Más aún, en un buen número de ellos, las líneas de los muros estaban visibles y se pudieron dibujar planos residenciales parciales. Nuestra experiencia al excavar estructuras de este tipo y en estas condiciones, es que los materiales que las cubren puede ser retirados con un equipo reducido de trabajadores y en un período corto de tiempo, que pueden quedar a la vista superficies completas de pisos, y que pueden encontrarse artefactos en situ para la identificación del uso funcional del espacio. El plan original consistió en financiar estas excavaciones con un subsidio más importante de otra institución, pero lo que se necesitaba con urgencia era un reconocimiento preliminar para planificar un programa completo de investigación, y darle al rico patrimonio de Tepetlaoztoc la atención que se merecía.


El clic para descargue el informe en el formato de PDF:

Proyecto Tepetlaoztoc: Investigaciones Arqueológicas  (1.89 MB)

Los archivos PDF requieren el Adobe Acrobat Reader.
Para descargar la versión más reciente, haga un clic en el botón Acrobat Reader, abajo.

Tenga Acrobat Reader

Entregado el 1 de agosto del 1996 por:
William T. Sanders
The Pennsylvania State University

Regrese al comienzo de la página