Imagen - Vasija de Cacao - K6706 © Justin Kerr FAMSI © 2008:
Patricia A. Urban
 

Producción Rural en el Noroeste de Honduras: La Temporada 2004 del Proyecto Arqueológico del Valle Bajo de Cacaulapa
Con contribuciones de: Edward M. Schortman, Departamento de Antropología, Kenyon College

Producción Artesanal

Las investigaciones conducidas en los Sitios 607, 598, 120, 161 y 162 en conjunto con la investigación realizada en Las Canoas, El Coyote, y otros dos asentamientos pequeños en el drenaje Chamelecón (Sitios 599 y 602) durante la temporada de campo 2004, arrojaron una nueva luz sobre la economía política del área del Clásico Tardío al Postclásico Temprano. Específicamente, podemos comenzar a discernir cómo la producción artesanal figuraron en las luchas de poder dentro de los valles de Chamelecón medio y Cacaulapa bajo. Las artesanías de las que actualmente tenemos más datos son: manufactura cerámica (incluyendo vasijas de cerámica y figurillas); lasqueo de navajas de obsidiana; y procesamiento de cobre. Hay que recordar que los análisis están en proceso y las interpretaciones ofrecidas aquí están sujetas a revisión conforme el trabajo progrese. Vago como el panorama resultante ciertamente es, sin embargo, los bosquejos emergentes sugieren que las artesanías jugaron roles variables en las relaciones políticas y económicas estructurantes dentro de un centro político a través del tiempo. Además, la manufactura especializada era diferencialmente significante en las economías políticas de incluso reinos vecinos contemporáneos en el Sureste de Mesoamérica. Generalizaciones sobre el significado político y económico de la producción artesanal, incluso dentro de esta porción restringida del mundo, por lo tanto, pude no ser justificada.

Figura 33a. Herramientas clasificadas con forma de diamante hechas de tiestos.
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Producción Cerámica

Evidencia de producción de cerámica en el área de investigación se fecha primariamente para el Clásico Tardío y viene en la forma de desechos de manufactura (ceniza y grandes cantidades de tiestos rotos en particular) e implementos, especialmente fragmentos de vasijas reciclados como herramientas usadas en el moldeo de vasijas (López Varela et al. 2001; Figura 33a, ver arriba; Figuras 33b a 33g, ver abajo) y bases de vasijas que soportaban contenedores durante el acabado final y la cocción. No se registraron lugares para la cocción en ninguno de los sitios excavados en este o en previos años.

Figura 33b. Borde plano, posiblemente pulido.       Figura 33c. Desgaste en esquina de una herramienta rectangular.

Figura 33d. Punta desgastada, herramienta con forma de diamante.       Figura 33e. Desgaste en una escama grande.

Figura 33f. Herramienta oportunística de PVN 607.       Figura 33g. Detalle, desgaste en la herramienta oportunística PVN 607.

Las bases de vasijas comprenden una clase de artefacto particularmente distintiva que no habíamos visto en trabajos anteriores en los talleres de cerámica del Clásico Tardío en el valle de Naco. Ellos conforman un diseño bastante estándar que consiste en una base evertida coronada por un cuello recto que termina en un borde plano (Figuras 34a a 34f, ver abajo).

Figura 34a. Base de cerámica hecho a propósito, PVC 120.       Figura 34b. Base de cerámica hecho de un cuello evertido de cántaro reciclado, mostrando decoloración debido al reclentamiento y cocimiento de cerámica, PVC 161.

Figura 34c. Base de cerámica hecho a propósito mostrando una decoloración ligera por el recalentamiento, PVN 607.       Figura 34d. Base de cerámica hecho a propósito mostrando una decoloración por el recalentamiento, PVN 607.

Figura 34e. Base de cerámica hecho a propósito decolorado extensivamente, con barro cocido, PVN 202 (Las Canoas).       Figura 34f. Base de cerámica decolorado extensivamente con barro cocido, hecho de un cántaro reciclado, PVN 202 (Las Canoas).

El barro muchas veces es encontrado esparcido y quemado en las superficies exteriores de estos artefactos, especialmente en sus bases. Tanto como tres capas de barro se han notado en las pedestales de cerámica, sugiriendo que algunas fueron usadas múltiples veces. Este patrón implica que las bases soportaron vasijas mientras éstas estaban todavía mojadas y siendo modeladas. Que las manchas de barro resultantes de esta etapa fueran quemadas en sus superficies, implica que las bases sostuvieron a las vasijas mientras fueron cocidas. A pesar de la excavación de dos hornos de cerámica del Clásico Tardío en La Sierra, no se desenterraron artefactos similares aquí o en otros lados del valle de Naco. Este patrón puede indicar que la cerámica fue fabricada al mismo tiempo, pero siguiendo diferentes procedimientos, en estas áreas adyacentes.

Las mayores cantidades de ceniza y tiestos se registraron en Las Canoas (Figura 35). Aquí, depósitos de desechos de hasta 1 m de profundidad yacen en la mayoría de partes centrales y sur del centro. Las estructuras que se fechan tardías en la ocupación de Las Canoas fueron construidas sobre estos depósitos profundos, con la mayoría de ellos, así como unos pocos edificios, rellenados con ceniza, tiestos y otra basura orgánica e inorgánica. El edificio más grande en el Sitio 598 también fue rellenado con ceniza, tiestos y otro material de basureros. Parece que el terreno plano que caracteriza actualmente a Las Canoas es grandemente el resultado de la disposición de basura que rellenó y niveló una bajada anterior norte a sur. Basado en la predominancia de cántaros sin engobe de cuello alto distintivo y con pintura roja (tanto como el 35% de algunos sub-ensambles) en el ensamble de Las Canoas (Figuras 36a a 361, ver abajo), parece que éstos fueron los tipos primarios manufacturados aquí. Tiestos de este tipo de vasijas son tan comunes en los ensambles del Clásico Tardío de Naco que tuvimos que asumir que fueron hechos en el valle. Vasijas comparables son recobradas en números más pequeños del Clásico Tardío de El Coyote y en sitios rurales a lo largo del Río Cacaulapa y el Chamelecón medio.

Figura 36a. Ejemplos de cerámica rojo sobre natural hecha en Canoas: Monte Grande rojo sobre natural con un diseño típico de pájaro.       Figura 36b. Monte Grande con rayas de hombro.

Figura 36c. Canoas rojo sobre natural con diseño de rayas, sección baja.       Figura 36d. Canoas banda en el cuello y agarrador de la banda al hombro.

Figura 36e. Canoas cuello-hombro con una banda en el cuello y diseño cuadricular.       Figura 36f. Jocomico superficie del borde superior con diseño cuadricular.

Figura 36g. Maroncho: variedad blanca diluida mostrando incisión y banda en cuello levantada.       Figura 36h. Cuchillo inciso cuello y hombro con una banda en cuello levantada.

Figura 36i. Cuchillo inciso borde superior y cuello interior mostrando errores de cocción - burbujas y pequeñas escamas.       Figura 36j. Jocomico cuello inciso y hombro interior.

Figura 36k. Jocomico cuello inciso y hombro exterior.       Figura 36l. Medallón impreso en Cuchillo inciso.

La profundidad – de hasta 2 m debajo de la superficie del suelo actual – y la extensión espacial de los depósitos de basura en Las Canoas sugiere fuertemente que un gran número de vasijas fueron fabricadas en el centro a través del curso de sus dos siglos de ocupación, posiblemente por lo menos de algunos especialistas de tiempo completo. Mientras algo de este producto era consumido localmente, una porción considerable fue aparentemente destinada para exportar a los valles de Naco y Cacaulapa bajo.

Las Canoas está bien situado para servir como el centro de industria cerámica. Extendiéndose afuera apenas 500 m al norte, sur y oeste del asentamiento hay depósitos de barro extensivos y de fácil acceso. Estas capas pudieron haber proveído los talleres de Las Canoas por muchos años. El barro café rojizo común en el área tiene dos capas, una superior con pocas inclusiones y una zona baja con grandes cantidades de partículas blancas. En el centro de Canoas, la capa superior parece haber sido removida temprano en el Clásico Tardío: las estructuras monumentales del sitio están colocadas sobre y dentro de la capa baja más burda. En los márgenes sur y este del sitio, materiales culturales se encuentran tan profundos como a 2 m debajo de la superficie contemporánea y de la fase final de construcción. Estos profundos depósitos parecen haber sido rellenados en pozos de préstamo (borrow pits). Pozos de préstamo en las áreas abiertas adyacentes son menos obvios, pero al oeste hay por lo menos una docena de depresiones visibles en la superficie. Excavaciones de prueba en dos de ellos apoyan una identificación tentativa como pozo de préstamo. Análisis preliminares de niveles de suelos revelaron en un programa de pozos de prueba al sur de Canoas también indican remoción de barro aquí, aunque pudo haber sido una operación para remover capas, más que una excavación de pozo.

Actualmente no es posible proveer un estimado confiable del número de tiestos usados y trabajados en los ensamblajes de ninguno de los sitios excavados en el área de investigación. Estos artefactos son usualmente sólo identificables durante el curso de análisis detallados de cerámica de unidades de colección específicos y no se han estudiado suficientemente hasta la fecha para servir como una base para inferir la distribución, escala e intensidad de la producción. Las bases de vasijas, por el otro lado, son suficientemente distintivas para ser reconocidas durante la fase inicial de almacenaje. Podemos, por lo tanto, usar los datos preliminares de las distribuciones de las bases para inferir dónde se estaba produciendo la cerámica.

Más de 1,000 pedestales fueron encontradas en los depósitos del Clásico Tardío en Las Canoas. Esta concentración apoya otra evidencia para manufactura de cerámica a gran escala en el sitio. Interesantemente, las bases también fueron encontradas en números más pequeños en seis asentamientos rurales: el Sitio 607 (n=22); el Sitio 599 (n=13); el Sitio 598 (n=3; las excavaciones en el 2005 produjeron más, incluyendo dos in situ dentro de un edificio residencial); el Sitio 602 (n=1); el Sitio 120 (n=10); y el Sitio 161 (n=8). Los primeros cuatro asentamientos están en el drenaje Chamelecón a 3 km de Las Canoas. Los Sitios 120 y 161, como se notó anteriormente, están en la ribera oeste del Río Cacaulapa hasta 300 m al sur de su unión con el Chamelecón. Parece, por lo tanto, que un amplio rango de personas distribuidas a lo largo de ambas cuencas estaba dedicado a la fabricación de vasijas cerámicas usando por lo menos algunas de las mismas técnicas. Una de las excepciones salientes de este patrón es El Coyote donde las excavaciones extensivas de 1999-2004 recobraron sólo una base de vasija. Puede ser que los ocupantes de este centro regional, a diferencia de Las Canoas o La Sierra en el valle de Naco, fueron consumidores de vasijas cerámicas fabricadas en otro lugar. Algunos de estos contenedores fueron probablemente proveídos por los talleres de Las Canoas mientras que otros pudieron haberse derivado de productores a pequeña escala.

Juzgar la escala e intensidad de la manufactura cerámica rural es difícil en este punto. La ausencia de grandes depósitos de basura asociados con la industria afuera de Las Canoas implica que la producción a través de la región interior generó limitadas cantidades de vasijas y fue conducida probablemente por especialistas de medio tiempo. Además no hay señal que los artesanos rurales estuvieran fabricando grandes cantidades de vasijas específicas, como los cántaros rojo sobre natural tan comunes en Las Canoas. Lo más seguro es que los trabajadores artesanales afuera de Las Canoas produjeron un gran rango de vajillas utilitarias para su propio uso, intercambiando con otras áreas de habitación, y, posiblemente en el valle de Cacaulapa bajo, como tributo pagado a los gobernantes de El Coyote.

Figura 37a. Molde de Las Canoas: Figurilla/Ocarina molde de la temporada 2002.       Figura 37b. Molde de Las Canoas: Figurilla/Ocarina molde de la temporada 2002.

Figura 37c. Molde de Las Canoas: Figurilla/Ocarina molde de la temporada 2002.       Figura 37d. Molde para cara de incensario modelada, temporada 2004.

Trece moldes para hacer porciones de figurillas, ocarinas y pitos, y un molde probable de caras de incensarios, también fueron recobrados de contextos del Clásico Tardío en Las Canoas durante las temporadas de campo del 2002 y 2004 (Figuras 37a a 37d, ver arriba). Dos moldes adicionales también fueron desenterrados, uno en el Sitio 599 y el otro en el Sitio 120.  Como en Naco, las figurillas, ocarinas y los pitos mismos, probablemente usados en rituales caseros están dispersos, proviniendo de cada sitio del Clásico Tardío investigado. Pudiera ser que los artesanos de Las Canoas disfrutaran de un corte local en la fabricación de estos artefactos generalmente necesitados, aunque ellos no monopolizaron la producción. La manufactura de figurillas puede no haber sido una preocupación puramente local. La Sierra, con su número mucho mayor de moldes, así como barros de grano fino, más adecuados que los de otros sitios por mostrar los detalles de los artefactos moldeados, bien pudo haber sido un proveedor mayor de efigies cerámicas sobre un área amplia que se extendiera para incluir los valles de Chamelecón medio y Cacaulapa bajo. Los artesanos en Las Canoas, Sitios 598, y 120, por lo tanto, pudieron haber sido productores secundarios y terciarios, respectivamente, su producto destinado a buscar la demanda parroquial dentro de una red más amplia dominada por La Sierra. Se necesitan pruebas químicas y mineralógicas de las pastas de figurillas de varios sitios, comparadas contra fuentes de barro local, para evaluar esta proposición.

No hay evidencia de producción de figurillas o cerámica en los valles de Cacaulapa bajo y Chamelecón medio, que se feche para el Postclásico Temprano. Las figurillas desaparecen en su mayoría de los ensambles que pertenecen a este periodo. La cerámica está ciertamente siendo manufacturada durante el Postclásico Temprano, aunque la ausencia de bases sugiere un cambio marcado en el proceso de manufactura.

Producción de Obsidiana

El Chamelecón medio tiene varias fuentes de perlita, eso es, una forma de obsidiana encontrada en nódulos pequeños en la toba volcánica. Estos nódulos rara vez son lo suficientemente grandes para la producción de navajas, pero fueron hechos para lascas que fueron usadas en una variedad de maneras. Tales herramientas útiles son comunes en todos los sitios investigados. Las navajas de obsidiana son también ubicuas en el ensamblaje lítico de todos los sitios del Clásico Tardío y el Postclásico Temprano dentro de la zona de investigación. Sin embargo, antes del final de la temporal de campo de 2004, habíamos encontrado pocos núcleos de los cuales habían sido removidos. Las excavaciones en el Sitio 162 en el drenaje de Cacaulapa, sin embargo, cambió dramáticamente este panorama.

El Sitio 162 inicialmente llamó nuestra atención por su localización relativamente aislada. Ubicado en un área muy estrecha de terreno nivelado dentro de montañas con pendiente muy inclinada, desprovisto de cualquier fuentes de agua perenne y sin acceso a tierra cultivable, el Sitio 162 parecía admirablemente localizado para lograr las necesidades de la vida diaria, tan difícil para sus habitantes como fuera posible. Por lo tanto presumimos que el Sitio 162 es un sitio con un propósito especial, probablemente ocupado sólo intermitentemente durante el año.

Figura 38. Sitio PVC 162, Vista general de núcleos de obsidiana recobrados.
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Las excavaciones diseñadas para probar esta proposición exitosamente socavaron nuestra interpretación. No sólo el asentamiento era aparentemente usado todo el año, pero tenía 82 núcleos poliédricos de obsidiana y fragmentos de núcleos, 24 de un solo cuarto pequeño en la residencia principal, la Estructura 162-2 (Figura 38, ver arriba). Basado en los análisis de William McFarlane, el desecho de producción recobrado del sitio apunta fuertemente al lasqueo de navajas aquí durante el Clásico Tardío (Figuras 39a a 39h, ver abajo).

Figura 39a. Plataforma inicial para preparar lascas, anverso.    Figura 39b. Plataforma inicial para preparar lascas, reverso.

Figura 39c. Sitio PVC 162, Detalles de plataforma de núcleo de obsidiana, rejuvenecida.       Figura 39d. Sitio PVC 162, Detalles de plataforma de núcleo de obsidiana: rasgada.

Figura 39e. Sitio PVC 162, Detalles de la plataforma de un núcleo de obsidiana, desecho.       Figura 39f. Sitio PVC 162, Detalles de un núcleo de obsidiana, núcleo pobremente organizado.

Figura 39g. Sitio PVC 162, Detalles de un núcleo de obsidiana, núcleo con inclusión grande.       Figura 39h. Sitio PVC 162, Detalles de un núcleo de obsidiana, fracturas escalonadas.

Recientemente parece, por lo tanto que la producción de navajas durante el Clásico Tardío en el valle de Cacaulapa bajo era altamente centralizada, posiblemente monopolizada por pequeñas residencias ubicadas arriba, pero no en El Coyote. No está claro si los residentes de Las Canoas también obtuvieron navajas de los que vivían en el Sitio 162.  Un núcleo poliédrico re-usado como herramienta, y una pequeña cantidad de desecho de producción de obsidiana ha sido recobrado de Las Canoas. Mientras este patrón indica que las navajas fueron importadas y no hechas en el centro, la fuente de estos implementos puede estar en el valle de Naco donde grandes talleres de navajas han sido identificados. Además, no está claro el punto de origen para un bifacial de obsidiana remarcable en el Sitio 120 (Figura 40a, ver abajo). La evidencia actual no sugiere que haya sido hecho localmente, pero tampoco se excluye una manufactura local.

Figura 40a. Sitio PVC 120, Bifacial de obsidiana.

Quiénes eran los habitantes del Sitio 162, o cómo obtenían sus núcleos, y cuánto control tenían sobre la distribución del producto fabricado permanece sin conocerse. El aislamiento físico del Sitio 162 puede implicar alguna distancia social entre sus residentes y los de la capital regional. Al mismo tiempo, la falta de fuentes de agua y de tierra cultivable cerca sugiere que estos habitantes de la serranía contaban con otros para los recursos básicos esenciales para su sobre vivencia. Este pequeño enclave, por lo tanto, ocupa un lugar distintivo en la sociedad del Cacaulapa bajo del Clásico Tardío y puede haber estado ligado a esa sociedad por medio de lazos de dependencia mutua. Si este proceso contribuyó a la construcción de la jerarquía política del Clásico Tardío, sin embargo, es desconocido.

Todavía no hay evidencia de producción de navajas en ningún lado de los valles de Cacaulapa bajo o Chamelecón medio durante el Postclásico Temprano. De hecho, alrededor de un tercio del ensamblaje de obsidiana de El Coyote durante este periodo se comprende de navajas de obsidiana verdes de la fuente de Pachuca, navajas que eran importadas ya terminadas; además, una navaja de Pachuca fue encontrada en el Sitio 598 durante el trabajo en el 2005.  Es muy probable que navajas de otras fuentes, incluyendo Ucarero en el oeste de México e Ixtepeque en el este de Guatemala, también arribaran al valle de forma terminada. La industria lítica primaria en el Posclásico Temprano consistía en producir herramientas bifaciales usando pedernal local. Un taller grande dedicado a esta tarea fue descubierto en El Coyote donde más de 700 libras de herramientas y desecho de pedernal fue recobrado de aproximadamente 4 m3; la Figura 40b, abajo, ilustra tal bifacial, encontrado en el Sitio 120, pero no hecho definitivamente en El Coyote. Al presente, sin embargo, parece que mientras la manufactura de herramientas de pedernal pudo haberse localizado en el centro regional de Cacaulapa bajo, la producción de navajas de obsidiana estaba ocurriendo afuera completamente de la zona de investigación.

Figura 40b. Sitio PVC 120, Bifacial de pedernal.

Procesamiento de Cobre

Recuperar desechos con cobre de los márgenes más al sureste de El Coyote, al final de la temporada del 2002, sugirió que este metal estaba siendo procesado aquí (Figura 41 y Figura 42). La identificación de fuentes de cobre fácilmente accesibles, dentro de 6 km al este y suroeste de la capital, apoyó la viabilidad de trabajar el cobre en El Coyote. Sin embargo para el inicio de la temporada de campo del 2004, este taller de cobre estaba identificado sólo tentativamente, pobremente estudiado y sin fechamiento.

Las excavaciones conducidas durante el 2004, con la consulta cercana del Dr. Aaron Shugar del Institutio Smithsonian y la Universidad Estatal de Buffalo, han clarificado grandemente este panorama. Pruebas de ocho áreas de actividad en la vecindad de los lugares donde se encontraron desechos de cobre han revelado: un área donde se recolectaron rocas con restos de cobre que inicialmente se habían roto; un horno de cerámica in situ donde las pepitas de mineral resultantes fueron calentadas; una superficie de piedra donde los desechos post-calentamiento eran machacados y el cobre era removido; dos pilas donde los hornos rotos y el desecho era botado. Hay poca duda que el procesamiento de cobre era llevado a cabo en El Coyote a una escala bastante grande. Las fechas para esta industria, sin embargo, deben ser determinadas.

Figura 43a. Área de machacar mineral: roca con depresión, mineral a la izquierda de la roca, mazo a la izquierda de la cuchara.

El montículo de contiene rocas de cobre apiladas para procesar está asociado con tres piedras grandes, una que posee una depresión cóncava que resulta de los golpes y moliendas repetidas (Figura 43a, ver arriba, Figuras 43b y 43c, ver abajo). El objetivo en esta etapa parece haber sido separar la mayoría de cobre de la matriz de alrededor en que estaba incrustado. Una forma tosco de mazo de piedra se encontró en otra unidad de excavación; es probable que fuera usado para moler el mineral.

Figura 43b. Otro mazo in situ.    Figura 43c. Mazo rectangular in situ.

Figura 44a. Horno para fundir cobre: El Coyote, Estr. 372, horno in situ, norte a derecha.

Subsecuentemente, estos fragmentos ricos en cobre fueron llevados a hornos a no más de 20 m al sur donde eran calentados hasta su punto de fundición. El horno encontrado en el lugar, afuera de la orilla sur de una plataforma de 0.12 m de alto, es una construcción de adobe cuadrada (Figura 44a, ver arriba; Figuras 44b y 44c, ver abajo). El lado sur, que ve hacia el otro lado de la plataforma, fue quebrado al final de un ciclo de calentamientos, permitiendo al material fundido fluir afuera y acumularse en una depresión preparada dentro de la superficie antigua. Una plataforma similar, con fragmentos de un horno en su vecindad, se ubica 7 m al oeste-noroeste de esta construcción. Puede, por lo tanto, haber habido varias instalaciones en operación para calentar en cualquier tiempo en la historia del taller.

Figura 44b. Horno para fundir cobre: El Coyote, Estr. 372, Esquema del horno (Dibujo cortesía de Laura Richardson).

Figura 44c. Horno de un depósito de hornos descartados mostrando la esquina exterior y la escoria en el interior.

Un pavimento de piedra fue encontrado 3.6 m al sur del horno in situ (Figura 45a, Figura 45b, y Figura 45c, ver abajo). Este piso, compuesto casi sólo de lajas de caliza blancas, está parcialmente circulado por un conjunto de piedras verticales. Directamente sobre la superficie, hay una nivel de 0.05 m de grosor de mineral desecho asociado con un martillo de piedra dejado en la esquina noreste de este rasgo. Por lo menos dos piedras que componen el piso también poseen marcas de golpes repetidos. Parece, por lo tanto, que esta construcción era donde la escoria producida en los hornos cercanos era machacada para separar los fragmentos puros de cobre adecuados para fundir.

Figura 45a. El Coyote, área pavimentada para el proceso de cobre: Descripción, pavimento (izquierda) y horno in situ (derecha).
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Figura 45b. El Coyote, área pavimentada para el proceso de cobre: Vista de cerca, pavimento, mostrando el uso de piedras con terminación vertical y la colocación de basalto columnar.
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Figura 45c. El Coyote, área pavimentada para el proceso de cobre: Detalle, pavimento de piedras con depresión de una escoria desecha.
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Como Ellen Bell notó inicialmente, las piedras blancas en el piso hubieran hecho un excelente fondo sobre el cual los fragmentos de cobre más pequeños pudieron haberse visto. Aaron Shugar, en conversaciones con quien arribó a estas interpretaciones, sugiere que agua del río cercano Cacaulapa o Quebrada Seca puede haber sido canalizada a través del pavimento para ayudar a remover el detrito y aislar las piezas de cobre.

Figura 46a. Escoria del fundido de cobre: pieza grande de escoria.    Figura 46b. Escoria del fundido de cobre: escoria machacada mostrando pequeños medallones de cobre.

Los hornos fueron aparentemente usados sólo una vez, siendo sus remanentes descartados en montones localizados al oeste y este de los puntos de fundición. Un estimado de las toneladas de escoria (Figuras 46a y 46b, mostradas arriba) y los hornos quebrados fueron recuperados durante el curso de excavar el más grande de los depósitos de estos sitios, que cubre 5.3 × 7.2 m (38 m2) y tiene un promedio de 0.45 m de grosor. Tales cantidades de desecho implican una producción a escala sustancial. Dada la complejidad del trabajo de cobre, parece posible que por lo menos esos responsables de fundir y de cocción eran especialistas de tiempo completo.

Cuándo fueron llevadas a cabo estas actividades, permanece sin saberse. Los diagnósticos de los periodos Postclásico Temprano e Histórico fueron recobrados del taller y sus alrededores. Recuperar pequeños fragmentos de mineral de cobre en contextos del Postclásico Temprano en el sureste de El Coyote, favorece una fecha pre-hispánica por lo menos para algunos de los trabajos de cobre encontrados en el centro. Además, mineral de cobre deshecho fue encontrado en la cima de varios edificios en la porción SE del sitio, y piedras de río fundidas junto con escoria o cerámica vitrificada de los hornos fue usada para construcciones en piedra. Todavía no hay que negar la posibilidad que de alguna, si no la mayoría, de evidencia recobrada en esta temporada sea fechada para el periodo Histórico. Más fechamientos de muestras de carbono-14 incrustados en la escoria y directamente asociadas con las instalaciones de fundición, ayudarán a tratar este tema central. Los resultados de los materiales examinados hasta la fecha, en intentos experimentales para fechar la escoria directamente, han sido equívocos, de las eras pre- y post-colombinas.

No hay ninguna señal de procesamiento de cobre en ningún sitio rural. De forma similar, los artefactos de cobre no han sido recobrados afuera de El Coyote donde un medallón de cobre pequeño fue encontrado en el complejo noreste del centro.

Sin embargo, debemos notar que si el procesamiento de cobre en El Coyote no se fecha para el Postclásico, nos quedamos con una pregunta mayor: ¿que tenían los habitantes de El Coyote para comerciar a cambio de grandes cantidades de obsidiana de Pachuca y cerámica Plomiza encontrada en el sitio? Las navajas de Pachuca conforman por lo menos 40% del total de navajas de obsidiana, y el plomizo, aunque en porcentajes pequeños (alrededor de 1-2%) de el ensamble total, es mucho más común que en las regiones vecinas. Por ejemplo, en el valle de Naco, dos o tres navajas de Pachuca fueron encontradas en un total de ca. 50,000 piezas de lítica analizadas, y un número similar de tiestos plomizos fueron encontrados al analizar un total de un poco más de 850,000 piezas de cerámica. El Coyote es un punto final poco probable para el comercio de Pachuca y plomizo, a menos que los residentes produjeran un bien de bajo volumen de valor. Si no es el cobre, entonces cuál?

Figura 47a. Ejemplos de artículos importados a la región Cacaulapa y Chamelecón Medio: Vasijas incisas con forma similar a las de Copán.       Figura 47b. Ejemplos de artículos importados a la región Cacaulapa y Chamelecón Medio: Policromo Ulua.
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Intercambio

Los signos más obvios de intercambio a larga distancia son los núcleos de obsidiana, así como las navajas de Pachuca y del Centro de México, y la cerámica Plomiza encontrada en contextos del Postclásico Temprano. Otra vez, lo que se movió afuera del área de estudio en redes de comercio más amplias, permanece sin conocerse. Hay pequeñas cantidades de cerámica importada, particularmente de policromos Ulua (Figura 47b, ver arriba), cuyo punto de origen es incierto: nuestras piezas son tan pequeñas y generalmente tan erosionadas, que esquemas de clasificación basados en las configuraciones de diseño no pueden utilizarse para determinar el foco de manufactura. En los contextos del Clásico Tardío y Terminal, vemos muy pocos materiales de pasta fina similares a los del valle bajo del Motagua y/o Quiriguá, y posiblemente como los materiales del valle de Sula también, aunque se debe notar que los alfareros del valle de Naco hacían cerámica de pasta fina virtualmente idéntica macroscópicamente a los productos del valle de Sula. También hay algunos tiestos de vajillas esculpidas en estilos maya que pueden ser de la región de La Entrada (Figura 47a, ver arriba); no parecen haber sido localmente. Bienes de lujo que no sean cerámica son muy poco comunes, aunque la sorpresa ocasional pude suceder, tales como piedra verde, posiblemente jade, cuenta y la orejera de jade ilustrada en la Figura 47c y Figura 47d, mostrada abajo.

Figura 47c. Ejemplos de artículos importados a la región Cacaulapa y Chamelecón Medio: cuenta de piedra verde.       Figura 47d. Ejemplos de artículos importados a la región Cacaulapa y Chamelecón medio: orejera de piedra verde, posiblemente jade.
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