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El Fin de la Civilización Pipil Precolombina: Ciudad Vieja, El Salvador
Con la contribución de: Jeb J. Card, Departamento de Antropología, Universidad de Tulane.
Localidad, Entorno, Contexto
El sitio arqueológico de Ciudad Vieja está ubicado en el centro de El Salvador, a 13° 51' 33" de latitud norte y 89° 01' 58" longitud oeste, a una elevación de 534 m sobre el nivel del mar. Este sitio fue construido sobre una pequeña meseta formada por un afloramiento eruptivo de andesita que se levanta por encima de una pequeña cuenca natural al sur de la parte media del Río Lempa, conocida como la Cuenca Paraíso (Fowler y Earnest 1985). Antes de la construcción de la ciudad, la cima de esta meseta hubiera sido irregular y llena de grietas con muchos afloramientos y rocas de andesita, por lo que requirió de extensivo nivelado y terraceado (Figura 3 y Figura 4).
Los rasgos naturales dominantes del paisaje circundante son el Cerro Tecomatepe, un pequeño remanente de cono volcánico hacia el sudoeste, y el volcán extinto de Guazapa hacia el oeste (Figura 2, arriba). La vegetación natural es bosque tropical deciduo de la serie de formación estacional (Daugherty 1969: 49; Fowler 1989b: 82). Algunas especies de árbol características de esta formación son la ceiba (Ceiba pentandra), el amate (Ficus spp.) y el conacaste (Enterolobium cyclocarpum). El área probablemente fue muy boscosa al momento de la Conquista, por lo que se requirió de bastante trabajo de cortar árboles para construir la ciudad. La mano de obra para cortar árboles y para nivelar el terreno para construir la ciudad fue proporcionada por los plebeyos pipiles de pueblos aliados al sistema político de Cuscatlán, mientras que los productos agrícolas pagados como tributo por las mismas comunidades abastecieron de comida a la ciudad (Fowler 1989: 155-185).
La investigación arqueológica sistemática fue iniciada en el sitio en 1996 bajo la dirección de William R. Fowler, trabajando en cercana colaboración con el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA) de El Salvador. Desde ese momento cinco temporadas de campo adicionales de prospección, mapeo y excavación han generado información que revela el carácter fuertemente indígena de la ciudad (Fowler y Gallardo 2002). El sitio fue construido siguiendo un plano de retícula, con un área que cubre 45 ha, pero el plano es policéntrico más que estrictamente ortogonal, posiblemente reflejando la influencia indígena (Figura 3 y Figura 4). Las plataformas de la plaza mayor, de la iglesia y del cabildo, al igual que otros edificios, calles y lotes de casas están claramente visibles desde la superficie. Muchos rasgos arquitectónicos del sitio, especialmente las plataformas domésticas y las terrazas, parecen ser de carácter indígena. Hasta la propia estructura del cabildo se parece más a una estructura alineada del Postclásico tardío que a un edificio público de estilo europeo. Varias residencias indígenas han sido excavadas en el sitio, las cuales son claramente distinguibles de las españolas por su forma y sus técnicas de construcción, así como por sus asociaciones de artefactos (Hamilton 2002). Una fuerte presencia indígena en San Salvador también se refleja en las cerámicas y los complejos de artefactos de Ciudad Vieja. La superficie del sitio está llena de tiestos de cerámica, y el complejo cerámico comparte muchas formas y modos decorativos que representan continuidades con los materiales conocidos de los pipiles del Postclásico tardío. Aparte de las altamente visibles concentraciones de cerámica, los artefactos de obsidiana aparecen en grandes cantidades sobre la superficie y en contextos excavados. Las figurillas de cerámica de estilo precolombino también están presentes, al igual que orejeras de cerámica y ornamentos de piedra verde tallados y pulidos y otros elementos de adorno personal de origen indígena (Card 2002). También se encontraron objetos asociados con los patrones alimenticios indígenas, como manos y metates de piedra tallada, los cuales ocurren en frecuencias relativamente altas, indicando las técnicas indígenas de preparación de alimentos. El análisis de los restos de fauna procedentes de un gran depósito de basurero reveló la presencia de huesos de perro (Canis familiaris) con huellas de carnicería (Scott 2002). En resumen, la evidencia arqueológica indica que este pueblo temprano del periodo de la Conquista tenía una población nativa mesoamericana de enormes proporciones.
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