Algunas notas sobre Kerr 1955, una escultura de piedra del Clásico Temprano que representa a la Diosa 0
Por:  Elisabeth Wagner, Universidad de Bonn, Alemania
5 de febrero de 2001
Traducido del Inglés por Alex Lomónaco
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Hay una escultura de piedra con trabajo de labrado todo a su alrededor y algunas partes rotas, que representa una mujer de edad quien tal vez esté luciendo una falda. Sobre el lado derecho pueden observarse los nudos del cinturón. Además, alrededor del pecho lleva sujeta una faja, que está anudada a sus espaldas. El tocado consiste en una gorra que se mantiene unida por medio de una cuerda anudada. Presenta orejas de jaguar sujetas a los lados, y un objeto en la parte superior de esta gorra que no se llega a identificar en la fotografía. En lugar de ojos humanos éstos son bulbosos, una característica de los seres sobrenaturales. Al mostrar tres puntos en lugar de pupilas e iris, cada uno de los ojos tiene semejanzas con el glifo de hix. La boca está abierta, dejando a la vista la lengua o un diente frontal (en la foto no se puede apreciar si se trata de la lengua o de un diente). Tampoco es posible reconocer el diseño que exhibe su mentón. Sus ornamentos no son otra cosa que simples orejeras.

La mujer está de rodillas con sus piernas separadas sobre la grieta escalonada de una montaña. La montaña está claramente representada por el monstruo witz, labrado en bajorrelieve sobre el borde inferior frontal de un marco rectangular. En la fotografía no se puede ver con claridad si el gran agujero redondo es artificial o si se trata de una cavidad natural, del estilo de las de varios monumentos tempranos de Tikal (por ejemplo la Estela 39). Los detalles que están en los bordes laterales del marco tampoco pueden identificarse con exactitud en la fotografía. Aunque los dos brazos están arrancados, todavía puede apreciarse que estuvieron sujetos a las partes laterales superiores, ya rotas, del marco rectangular, como si la mujer hubiera estado apoyándose en el mismo.

La iconografía discutida anteriormente permite identificar claramente la figura como el retrato de una deidad femenina, que Paul Schellhas definió como la Diosa 0 (Schellhas 1897, 1904; Taube 1992:99), la diosa de los tejidos y los partos, y la deidad patrona de las parteras. Distintas representaciones de esta diosa en cerámicas pintadas del Clásico Tardío, como el Jarrón del Nacimiento o los códices, muestran los mismos rasgos característicos: un rostro envejecido, orejas de jaguar sobre un tocado estilo gorra sujeto por una vincha anudada o una serpiente, ojos tipo hix, y una falda. Varias parteras ataviadas como la Diosa 0 en la cerámica conocida como Jarrón del Nacimiento (Kerr 5113) (Taube 1994:650) atienden a una mujer que está de pie sobre la cima de una montaña con una hendidura, dando a luz. Esta última luce una faja alrededor de la porción superior de su estómago, para que el abdomen se mantenga apretado durante el nacimiento. A pesar de la edad de la mujer representada y el hecho de haber sobrepasado con mucho la edad de la reproducción, claramente se la ve en posición de dar a luz, inclusive con la faja puesta alrededor de su estómago. Obviamente está remedando dicho acto, y por lo tanto su retrato hace referencia al papel que juega como diosa del alumbramiento.

El tamaño pequeño de la escultura (tiene 25 cm de altura) puede darnos algún indicio sobre el uso que pudo haberle dado como ídolo, tal vez, la esposa de un gobernante en algún adoratorio doméstico. Posteriormente, la escultura puede haber llegado a su lugar de descanso final en la tumba de dicha mujer de la realeza.

El estilo de la escultura indica alguna fecha comprendida entre el Clásico Temprano y el Clásico Tardío, y por lo tanto, esta pieza es la representación más antigua de la Diosa 0 que se conoce hasta el momento.

Referencias Citadas

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