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Notas sobre el "Taller de Acrílico". La historia de una falsificación
Por: Justin Kerr
Traducido del Inglés por Alex Lomónaco
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Este artículo fue publicado por primera vez en Mexicon, en 1992.
Hace unos diez años nos mostraron un grupo de vasos mayas falsificados. El estilo era tan característico que llamamos al conjunto "La Escuela Acrílica para la Pintura de Jarrones Mayas". De tanto en tanto nos fuimos encontrando con otros ejemplares provenientes de este taller, en muchas partes de los Estados Unidos y de otras lugares del mundo. En una de las reuniones de Austin, me fueron mostradas fotografías de un grupo de noventa de estos jarrones que habían sido coleccionados en la creencia de que el dueño estaba reuniendo el conjunto más grande de jarrones mayas de los Estados Unidos. Fue en ese encuentro donde también se me mostraron fotografías de algunos códices falsos que habían sido pintados en el mismo taller de acrílico. Este taller incluso había llegado lo suficientemente lejos como para crear un vaso con una escena pornográfica.
El primer conjunto de estos vasos fue bastante fácil de identificar, puesto que habían sido copiados de vasos publicados muy conocidos, entre los que se contaban algunos que habían sido excavados en Tikal. Estos jarrones habían sido pintados sobre cerámicas antiguas que se habían raspado o limpiado con chorros de arena para remover cualquier pintura anterior y así dejar preparada una superficie nueva y limpia. Esta técnica hizo que al vendedor de las falsificaciones en cuestión le resultara sencillo "probar" que eran verdaderas, haciéndolas pasar por una prueba en la que se usaba "termo".
A medida que fuimos enterándonos de la existencia de más de estos vasos, nos dimos cuenta de que el taller había modificado los alcances de su imaginería. Ya no estaban copiando en forma directa material publicado, sino que para entonces estaban creando nuevas y novedosas escenas que combinaban con partes de otras escenas ya publicadas. De una manera general, ellos daban forma a sus pinturas sobre un cierto número de piezas conocidas como vasos con Fondo Negro. La técnica y estilo son muy dinámicos, con representaciones de Och Chan (el Dragón Barbudo) y muchos señores y damas nobles. Con mucha frecuencia, la paleta que usan es bastante colorida, con mezclas de rosados, amarillos y verdes en los tocados y en las decoraciones florales.
Teniendo esta historia en mente, fue una sorpresa ver, en la colección del Departamento de Arqueología de Belice, uno de estos jarrones (ver más abajo). Cuando se nos mostró el vaso por primera vez, no sabíamos que tenía un número que lo identificaba como de procedencia no conocida (PNC) (o PNK, provenience not known).
Esto, por supuesto, creó un conflicto, porque cómo era posible que un vaso acrílico hubiera sido excavado, a menos que lo hubieran "curado" en una excavación. "Curar una excavación" es una técnica que emplean los saqueadores para llevar a algún comprador desprevenido a un sitio en el que previamente se ha enterrado material arqueológico, para luego desenterrarlo ante sus propios ojos, "probando" así que los objetos son verdaderos. Nosotros examinamos con todo cuidado este jarrón beliceño, pero no fue sino hasta que preguntamos por su procedencia y nos dijeron que había sido confiscado, que sugerimos que el jarrón no era un artefacto maya genuino. Entonces se nos informó que el vaso había sido publicado en Mexicon en mayo de 1987 (Mexicon, vol. IX, no. 3). Las autoridades de Belice nos solicitaron que probáramos el caso, por lo que procedimos con nuestro informe de la siguiente manera:
- La forma de la vasija era muy poco usual para las tierras altas de Guatemala.
- Es muy raro, aunque no desconocido, que un jarrón tenga una franja con glifos tanto en su parte superior como en su parte inferior.
- Los glifos carecen de todo sentido.
- Los círculos del MOL en las rodillas y codos están equivocados.
- Los colores de la pintura del jarrón son incorrectos.
- La pintura se estaba descascarando y se la pudo disolver sin dificultad con un poco de acetona.
El hecho de que la pintura se disolviera hizo que fuera obvio para todos los presentes que el jarrón era, en realidad, una falsificación. Se trajeron algunos tiestos genuinos y se mostró a los estudiantes la diferente manera de reaccionar de un material auténtico, en contraposición con el vaso falsificado. Sin embargo, hay escuelas de falsificadores que están cociendo sus cerámicas, y estas ya no reaccionan a la "prueba de la acetona". En esos casos, es necesario ampliar nuestros conocimientos de iconografía y epigrafía a fin de poder reconocer el material falso. Deberíamos comenzar a fiarnos sólo de pruebas físicas tales como los químicos y el termo.
Conclusión: El jarrón policromo beliceño PNK956 (Archivo Kerr no. 5655) que se ilustra en el número de mayo de 1987, es una falsificación total.
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