Las Lenguas Nativas del Sureste de los Estados Unidos
por Nicholas A. Hopkins
Traducido del Inglés por Eduardo Williams
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Tabla de Contenidos
El Sureste como área cultural y lingüística
Las lenguas nativas del Sureste
Las lenguas muskogeanas
Las lenguas algonquiana, iroquesa y siouana
Las lenguas del Mississippi inferior
Las lenguas de la Florida peninsular
La prehistoria de las lenguas del Sureste
El método comparativo de la lingüística histórica
El área lingüística del Sureste
El muskogeano y el Sureste
Lista de Figuras
Referencias Citadas
El Sureste como área cultural y lingüística
La región Sureste de los Estados Unidos es un área dentro de la cual las culturas y las lenguas aborígenes fueron muy parecidas entre sí, a diferencia de otras culturas y lenguas que estaban fuera de esta área. Dentro de tal "área cultural" las lenguas y las culturas se han desarrollado a lo largo de líneas similares a causa de circunstancias compartidas y del contacto intergrupal, por lo que es posible hacer observaciones generales que se aplican a todos los grupos nativos, a diferencia de los grupos que están fuera del área. Otras "áreas culturales" de Norteamérica incluyen al Noroeste del Pacífico y el Suroeste (Kroeber 1939).
El corazón del área cultural del Sureste (Kroeber 1939: 61-67; Swanton 1928) es la región que se extiende desde el Río Mississippi hacia el este hasta el Atlántico, y desde la costa del Golfo hasta la frontera entre Kentucky y Tennessee (o Carolina del Norte y Virginia). La periferia del Sureste incluye territorios de hasta 200 millas al oeste del Mississsippi (dentro de Arkansas, Oklahoma, y el este de Texas), y tan al norte como los ríos Ohio y Potomac (incluyendo Kentucky, West Virginia y Virginia).
En términos arqueológicos (Willey 1966: 246 y sig.) el Sureste es parte del área de los Bosques Orientales (Eastern Woodlands), que incluye la mayor parte de Norteamérica al este de las Grandes Planicies (Great Plains). Esta área está (o estaba) generalmente cubierta de bosque, predominando los bosques mixtos de roble y pino en el Sureste. Los suelos son de razonablemente buena calidad, y los ríos y arroyos son abundantes. El clima es templado, incluso subtropical en los extremos sureños (v. gr. el sur de Florida).
Los Bosques Orientales experimentaron cuatro principales tradiciones culturales antes del contacto con los europeos: la de Caza Mayor, la Arcaica, la Woodland y la Mississippi. La caza de fauna mayor prevaleció durante la época de los restos humanos más antiguos que se conocen, y representó una dependencia sobre la megafauna pleistocénica (mamut, etc.), como sugiere su nombre. A principios del post-Pleistoceno (después de ca. 8000 a.C.), tras la extinción de la megafauna las economías cambiaron hacia una mayor dependencia de la caza y mayor utilización de plantas comestibles silvestres (la tradición Arcaica). Alrededor de 1000 a.C., la aparición de la alfarería y de figurillas de cerámica, de montículos funerarios y otras construcciones de tierra, y especialmente del cultivo de plantas (especialmente el maíz), marcan la transición a la tradición cultural Woodland. Finalmente, alrededor de 500 d.C. la agricultura de maíz se intensificó y se establecieron grandes pueblos permanentes, y el inicio de la cultura Mississippi se indica por la construcción de complejos organizados de grandes montículos alrededor de plazas, junto con nuevas formas y decoraciones de vasijas. Esta tradición se originó a lo largo del valle central e inferior del Río Mississippi (de ahí su nombre) y se difundió desde ahí a lo largo de los siguientes mil años, por lo que alrededor de 1400 d.C. los centros de la cultura Mississippi se encontraban por todos los bosques orientales.
No todas estas tradiciones culturales se manifestaron exactamente de la misma manera a través de toda la región, y en algún momento dado varias sociedades vecinas podrían estar practicando diferentes tradiciones. Una población podría ya haber adoptado la cultura Mississippi, pero sus vecinos no. Dado que las tradiciones culturales no definen periodos cronológicos estrictos, los arqueólogos prefieren usar un diferente conjunto de términos para la cronología de la región (Willey 1966):
Paleoindio (antes de 8000 a.C.), Caza Mayor;
Periodo Arcaico (8000-1000 a.C.):
Temprano (8000-5000 a.C.), transición a la cultura Arcaica;
Medio (5000-2000 a.C.) sólo cultura arcaica;
Tardío (2000-1000 a.C.) sólo cultura arcaica.
Periodo de los Montículos Funerarios (1000 a.C.- 700 d.C.):
Montículos Funerarios I (1000-300 a.C.), transición a la cultura Woodland;
Montículos Funerarios II (300 a.C.-700 d.C.), cultura Woodland excepto en áreas marginales;
Periodo de los Montículos de Templos (700-1700 d.C.):
Montículo de Templo I (700-1200 d.C.), transición a la cultura Mississipi;
Montículo de Templo II (1200-1700 d.C.) Mississipi excepto en áreas marginales.
La última de estas etapas arqueológicas, Montículo de Templo II, incluye el período de contacto temprano con los europeos, que empieza en el Sureste en la primera mitad del siglo XVI con las expediciones de Ponce de León (1513), Narváez (1528) y Hernando de Soto (1539-1542). Para 1700 las sociedades nativas de Florida y de la costa del Golfo habían sido transformadas por el contacto con los españoles y los franceses, y la colonización de los ingleses había perturbado gran parte del resto del Sureste. Algunos de los europeos que visitaron a las sociedades indias durante este periodo de contacto dejaron relatos detallados de las culturas indígenas (v. gr. Le Page du Pratz [1956] publicó un relato de testigo ocular sobre un funeral natchez en 1758). Sin embargo, la rápida difusión de enfermedades del Viejo Mundo incluso antes de los visitantes había alterado a muchas sociedades mucho antes de que fueran observadas por los europeos, y hasta los más tempranos reportes aparentemente no hacen justicia a la naturaleza de la sociedad aborigen.
Milenios de desarrollo cultural compartido habían tenido como resultado una cultura bastante uniforme por todo el Sureste para 1700 (excepto que había una distinción entre la cultura de los pueblos misisipianos y las poblaciones rurales aisladas que todavía seguían un modo de vida Woodland). No había una convergencia lingüística correspondiente, ya que las poblaciones conocidas del Sureste hablaban lenguas de por lo menos seis distintas familias lingüísticas, tan diferentes entre sí en sus estructuras como el inglés y el chino. El corazón del Sureste estaba ocupado por hablantes de lenguas muskogeanas, pero se hablaban otras lenguas alrededor de la periferia a lo largo de las principales rutas de comercio. Las familias lingüísticas que se han reportado son las siguientes (Crawford 1975: 5-6; las localidades se han simplificado bastante):
Familia algonquiana
Pamlico (norte de Virginia)
Powhattan (orilla del mar en Virginia)
Shawnee (Kentucky y Tennessee)
Familia caddoana
Caddo (Oklahoma, Arkansas, y este de Texas)
Familia iroquesa
Cherokee (occidente de Carolina del Norte)
Nottoway (sudeste de Virginia)
Tuscarora (Carolina del Norte)
Familia muskogeana
Alabama (Alabama central)
Apalachee (área de Tallahassee)
Chickasaw (norte de Mississippi, oeste de Tennessee)
Choctaw (Mississippi central)
Creek (Alabama central y Georgia)
Hitchiti (Georgia central)
Koasati (norte de Alabama)
Mikasuki (sur de Georgia)
Seminole (Georgia central)
Familia siouana
Biloxi (Costa del Golfo en Mississippi)
Catawba (Carolina del Sur)
Ofo (Mississippi occidental)
Quapaw (este de Arkansas)
Tutelo (oeste de Virginia)
Woccon (orilla del mar en Carolina del Norte)
Lenguas sin clasificar
Atakapa (costas de Texas-Louisiana)
Chitimacha (delta del Mississippi, Louisiana)
Natchez (oeste de Tennessee)
Tunica (noroeste de Mississippi)
Yuchi (frontera entre Georgia y Carolina del Norte)
Las lenguas habladas en áreas adyacentes podrían ser muy diferentes una de otra, hasta el punto de no entenderse mutuamente, y seguramente sucedió que muchas docenas de lenguas se extinguieron antes de haber sido reportadas. Para compensar por esta gran diversidad de lenguas, había varias lenguas de comercio ampliamente usadas, que se hablaban como segunda (o tercera) lengua por mucha gente. La más famosa de estas es la mobiliana (o jerigonza mobiliana), una lengua de comercio basada en el choctaw y el chickasaw, usada a lo largo del Río Mississippi y a través de la costa del Golfo como lengua de comercio y de viaje. Tierra adentro en el Sureste, la creek fue la lengua preferida para los mismos propósitos, y los hablantes de otras lenguas muskogeanas eran probablemente bilingües en creek. Alrededor de la Bahía de Chesapeake probablemente existieron otras lenguas de comercio; las jerigonzas de Jersey y de Delaware se desarrollaron para tratar con los europeos que estaban llegando, y algo parecido pudo haberse usado antes del contacto.
A pesar de sus grandes diferencias, las lenguas del Sureste comparten muchas características que llevan a los lingüistas a tratar al área como un "área lingüística", análoga a un "área cultural" (Campbell 1997: 341-344), y de naturaleza similar a otras áreas lingüísticas, como Mesoamérica o el subcontinente índico. Algunos de los rasgos que definen esta área son fonológicos, que tienen que ver con la pronunciación de las lenguas, mientras que otros son gramaticales (conjugaciones de verbos, etcétera) y otros léxicos (similares vocabularios y patrones de formación de palabras). De cualquier manera, los rasgos definitorios del área son comunes a la mayoría de lenguas dentro del área, y son raros en otras partes de Norteamérica.
En fonología, las fricativas bilabiales y labiodentales ([Φ] y [f]) y la consonante fricativa lateral o "l muda" ([£]) son marcadores del habla característicos del Sureste. En la gramática abundan los verbos "clasificatorios"; por ejemplo, un verbo como "acostarse" tendría muchas formas distintivas, una usada para objetos largos como palos, otra para objetos redondos, otra para objetos planos como sábanas, etcétera. Los sustantivos se dividen entre aquellos que son poseídos inalienablemente (como las partes del cuerpo) y los que no lo son, y la inflexión de estos sustantivos para posesión tiene paralelos en las conjugaciones de verbos que distinguen entre grados de "control" por el sujeto sobre la acción. Algunos de estos rasgos se reportan para otras lenguas indígenas de Norteamérica, pero la predominancia de su presencia y las formas específicas en que se manifiestan en las lenguas es típica del Sureste. Los lingüistas han sido capaces de ubicar con precisión las áreas de origen de algunos de estos rasgos, y tratan a su ocurrencia generalizada a través del área como resultado de difusión y de tomar prestados patrones lingüísticos, un proceso parecido al desarrollo de una cultura compartida que se ve en la evidencia arqueológica y etnográfica.
En resumen, el Sureste es un área de geografía más bien uniforme que ha sido ocupada durante un largo tiempo por sociedades que se han desarrollado a lo largo de las mismas líneas, en contacto ya sea directo o indirecto entre sí. Estas sociedades hablan una gran cantidad de lenguas que fueron originalmente menos parecidas una a la otra de lo que son en la actualidad. Tanto en la lengua como en la cultura, entonces, es correcto tratar al Sureste como un área distintiva, dentro de la cual las sociedades comparten una gran cantidad de rasgos que colectivamente las distinguen de las sociedades en otras áreas.
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por Nicholas A. Hopkins
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