La historia no es simple y las crónicas mismas de su vida son contradictorias. Sin embargo, el espíritu de paradoja esta incrustado en el alma del antiguo México.
Las superficies complejas de muchos cantos de flor (xochicuicame) a menudo son difíciles de comprender a muchas personas en nuestra cultura. No tenemos categorías listas para ellas y requieren esfuerzo. Sin embargo, contienen muchas gemas duraderas de valor universal y ofrecen grandes recompensas a aquellos dispuestos a hacer un esfuerzo.
Poetas Nahua, Poesía, y Flores Ceremoniales
La mayoría de los cantos de flor que han venido a nosotros están en dos colecciones de la segunda mitad del siglo XVI. Aunque transcritas como si fueron cantadas en ese tiempo, claramente contienen muchas canciones y partes de canciones que son mucho más antiguas.
La forma del cantar de flor, a como ha venido a nosotros, parece haber tenido sus comienzos en la generación antes de Coyote Hambriento. Pero fue su generación, y particularmente él mismo, quien perfeccionó la forma y la trajo a su punto más culminante.
Coyote Hambriento vivió en un momento cuando el cantante anónimo, cuicani, de la tradición de su gente, quien recibió versos en una búsqueda de canciones, empezó a hablar de sentimientos personales e ideas y surgió un poeta del recuerdo. En forma y contexto Coyote Hambriento fue un innovador: el perfeccionó un estilo que otros numerosos poetas copiaron. El también fue parte de un movimiento de poetas, una generación de poetas y cantantes que estaban moviéndose más allá de la modalidad más temprana de la poesía nahua.
De la tradición más antigua vienen los himnos anónimos sagrados, veinte de los cuales han llegado a nosotros transcritos por Bernardino de Sahagún. Mientras que la mayoría de los himnos sagrados son directos y formales, los cantos de flor pueden salirse completamente del tema en varias direcciones. Los cantos de flor fueron un canal para invocar la deidad de una forma individual y personal. También estuvieron conectados con la ingestión y hongos alucinantes y substancias similares. La poesía y el arte fueron regalos extáticos de los dioses.
Los cantos de flor se mantuvieron cerca de los ritmos y patrones del habla. Sus poesías incluían la repetición de ideas en parejas o forma paralela, una tendencia de hablar en metáforas, y el uso de sinónimos y metonimias repetitivas. Los kennings fueron frecuentes, dos palabras usadas juntas convirtiéndose en un nombre metafórico tradicional para una tercera cosa, tales como "águilas y jaguares" significando "guerreros"; "alfombra y silla" significando "autoridad"; o "flor y canción" significando "poesía."
Los textos no indican ninguna longitud regular de línea o estrofa, ni ritmo o metro. La variedad parece casi whitmanesque. Los refranes aparecen, cambian y desaparecen en un patrón y orden no estricto. Muchos de los poemas como los tenemos parecen largos y confusos. Muchos parecen haber irrumpido en diferentes voces en diferentes estrofas, a menudo en diálogo, pero no siempre. Sílabas repetitivas tales como "Ohuaya, Ohuaya" siguen los versos de muchas de las canciones. Estos son vocablos o letanías, las cuales no tienen significado traducible pero definen una estrofa.
Los cantos de flor fueron interpretados al toque de la mano abierta del tambor huehuetl cada poema a una cadencia distinta, los toques de los patrones preservados junto con los poemas en algunos de los antiguos textos.
Los temas de los cantos de flor parecen limitados, sin embargo fueron juntados en variaciones sin fin: meditaciones en el significado de vida y muerte, en los placeres de la vida y el amor, o amistad, en relaciones entre poeta y deidad; lamentaciones en la brevedad de la vida y la fama; elegías en la poesía; conmemoraciones a grandes líderes; celebraciones de ciudades y gente; o versos sobre los éxtasis de cantar y la guerra. Fueron a veces compuestos para una ocasión en particular para hacer un comentario crítico en ellos.
Los dos poemas proféticos de Nezahualcoyotl que solo tenemos en traducción por Ixtlilxochitl no parecen estar en el mismo estilo que los cantares en las dos más grandes colecciones. El estilo es más directo y gramatical. Sin embargo, las originales pueden haber sido más similares.
Aunque a estos poemas se le conoce usualmente hoy en día como "Los Cantares de Flor," para Coyote Hambriento y sus contemporáneos, la palabra xochicuicatl, "Canto de Flor," describía solo un estilo particular entre muchos que usualmente incluimos en el género. Xochicuicame eran literalmente canciones acerca de flores o relacionadas con ceremonias del dios Xochiquetzal. Todo este cuerpo entero de poesía/canción se llegó a conocer como "Cantares de Flor" porque la palabra "flor" y sus palabras afines ocurren en ellas tan a menudo, no solo cuando se están refiriendo a las flores por si mismas, pero como símbolos, metáforas e imágenes con varias diferentes implicaciones. La frase nahuatl "in xochitl in cuicatl" significó "flor y canción" literalmente, pero figurativamente significó "poesía" o "arte."
Habían dos categorías generales de canción y danza, netotiliztin y macehualiztin. El netotiliztin, "danzas de alegría," eran las danzas mundanas asociadas con el entretenimiento. Se llevaban a cabo durante las fiestas de días feriados así como en otros lugares de reunión. Aunque se pudieran referir como ceremonias religiosas, no eran parte ritual de ellas. Los macehualiztin, danzas de mérito, eran los himnos sagrados, un parte ritual de ceremonias religiosas. Los cantos de flor de Coyote Hambriento eran netotiliztin, "danzas de alegría."
Habían varios estilos de netotiliztin. Xochicuicame (propios de cantos de flor) y xopancuicame (canto de primavera) eran espirituales y líricas. Yaocuicame o cuauhtlicuicame (cantos de guerras) eran sobre héroes y cazadores. Icnoccuicame o tlaocolhcuicame (cantos de huérfanos y sufrimiento) lamentaban inseguridades de la vida. Además de éstas estaban huehuecuicame (cantos de ancianos), cihuacuicame (cantos de mujeres), y otras. Habían también varios estilos regionales: texcocan, mexican, otomi, tepanecan, acolhuan, tlaxcalan, huastec y totonac. Los cantos de estilo otomi no estaban en nahuatl, más bien en lenguaje chichimec. Coyote Hambriento escribió cantos de flor en lenguaje otomi así como en nahuatl.
Los cantos de Coyote Hambriento son los mas recientes que podemos atribuir a un poeta conocido, excepto por una canto por Tlaltecatzin, un poeta de la generación de su padre. El poema de Tlaltecatzin es curioso ya que combina el sexo y la muerte, mientras que los elementos eróticos patentes y el tema del amor están faltantes en todas los otros cantos de flor que han venido a nosotros. Sin embargo hay algo incoherentemente extático en los cantos de flor. Además, hay reportes que los cantos de amor nahua eran actualmente común. Es tal vez esta combinación de profanamente mundano con lo sagrado, de esta dualidad, que la forma de los cantos de flor originalmente surgió.
Mientras que los himnos sagrados eran cantados dentro y alrededor de los templos, los cantos de flor se llevaban a cabo más frecuentemente en los hogares y otros lugares de reunión mundanos, así como en la casa de la canción, la escuela de música establecida como parte adjunta a un templo en cada ciudad nahua.
Cantantes-poetas, llamados cuicapicque (creadores de cantos) o xochitlahtoane (conferencistas de flores), interpretaban cantos públicamente en los diferentes días feriados y en festivales y ceremonias religiosas que llenaban el año en el mundo nahua. También presentaban sus trabajos en círculos de poetas y músicos, los cuales se reunían regularmente. Tanto los nobles como los plebeyos, las mujeres igual que los hombres podían ser creadores de cantos. Muchos de los cuicapicque eran profesionales. Todas las casas nobles tenían sus cantantes los cuales componían cantos acerca de sus propias gloriosas hazañas y las de sus ancestros. Las sextas religiosas también mantenían a compositores asalariados los cuales vivían en los templos y creaban cánticos de alabanza a los dioses. Además de cantar sus composiciones originales, el cuicapicque interpretaba y embellecía grandes trabajos de otros poetas. Sin embargo, muchos de los creadores de cantos que componían cantos de flor, como Coyote Hambriento, no eran profesionales asalariados. Muchos hombres que no tenían el temperamento para ser guerreros encontraron en esto un camino hacia el logro y éxito personal. Estos cantantes independientes recibían su pago principal en elogios, pero también eran premiados usualmente por su trabajo con valiosos regalos por parte del rey o nobles.
A veces un grupo de poetas interpretaban juntos, cada poeta tomaba un turno con un poema sobre el mismo tema y creaban un diálogo. En algunas ocasiones hablaban a través de las voces de personajes históricos o de mitología. El diálogo poético que resultó ser, el "dialogo de las cantos" alcanzó el teatro o drama.
Los poetas usualmente hacían sus interpretaciones acompañados por un tambor huehuetl, teponaztli, y a veces una flauta. El huehuetl era un tambor vertical elaborado de un tronco hueco de dos a cuatro pies de alto con un diámetro de doce a dieciocho pulgadas, abierto en la parte de abajo, parado en tres piernas cortadas de su base, con un pedazo de piel estirada a lo largo en la parte de arriba. Usualmente era tallada con diseños y símbolos y era tocado con las manos. El teponaztli era un tambor horizontal o "gong," hueco en el centro pero cerrado de ambos extremos, plano arriba, con dos lengüetas de diferentes longitudes cortadas entre sí. El teponaztli era tocado con palos con gomas en las puntas. Los músicos nahua también tocaban las flautas, flautas dobles, flautas triples, y pipas de cacerola, utilizando una escala pentatónica de cinco notas.
El canto y la música eran parte de la educación para todos. En las tardes después del colegio en el telpochcalli, escuela para la gente corriente, tanto niños como niñas iban a cuicacalli, la casa del canto, la cual estaba al lado de uno de los templos. En el concepto tolteca, no existía realmente una ciudad hasta que se establecía un lugar para los tambores, esto es, una casa del canto. Esto significaba canto, música, escuela de danza, así como una residencia para los profesores, y consistía en varios cuartos amplios situados alrededor del patio. Se requería de la asistencia de todos los niños y niñas, a quienes se les enseñaba por separado pero se les llevaba juntos al patio para bailes en común. En la casa del canto se encontraban alojados los huehuetl, teponaztli, las matracas, flautas, trompetas de conchas, los trajes y adornos de los bailarines. Principalmente se enseñaba en estas escuelas los himnos sagrados y las danzas que iban con los himnos.
Durante el día, antes que las niñas y los niños llegaran para sus estudios, la casa del canto servía como salón de baile para guerreros y ahuilnenque, "mujeres del placer." Como el fraile Diego Duran, quien creció en Texcoco, describe acerca del año 1570:
Ahora hablemos de la danza ordinaria que los guerreros y soldados interpretaban diariamente durante el día en ese mismo edificio y escuela de danza. Ellos iban ahi a danzar como pasatiempo... Estos guerreros, conocidos como tequihuaque iban a este lugar vestidos de la mejor forma, danzando en un estilo fino. Cuando uno de estos hombres miraba a una prostituta [sic] mirándolo a el con cierta cantidad de interés, el le hacía señas a ella, tomándola de la mano y bailando con ella ese baile. De este modo pasaba toda la noche [dia hasta] con esa mujer, tomándola de la mano mientras danzaban . . . (Book of the Gods, 298).
Estas "eran bailes y cantos de placer que elllos llamaban bailes de mancebos en los cuales cantaban algunos cantares de amores y de requiebros..." (ibid., 230).
Por otro lado, Duran escribió que los signos sagrados "eran cantados despacio y seriamente; estos eran cantados y bailados por los nobles en ocasiones solemnes importantes, y eran entonados, algunos con moderación y calma" (ibid.). Los himnos sagrados eran cantados tanto dentro como fuera de los templos, dirigidos directamente a deidades específicas. Un número de himnos sagrados han venido a nosotros, veinte de ellos preservados por el Padre Bernardino de Sahagún entre 1558 a 1560 en el códice Florentino. Ninguno tiene ningún atributo de autoría. Sahagún escribió de ellos, "Los niños que fueron a calmecac se aprendieron de memoria todos los versos de las cantos a cantar, llamados cantos divinos, cuyos versos fueron escritos en sus libros en forma de personajes." El calmecac era una escuela especial para niños de la nobleza y dotados y los preparaban para convertirse en líderes y sacerdotes. Cada calmecac estaba ubicado contiguo al templo y cercanamente conectado con este. La enseñanza ahí era más extensiva que en el telpochcaltin, las escuelas para la gente ordinaria dirigidas por los clanes, donde se les enseñaba a los niños un currículo estándar y después se les traía a la casa del canto en el templo por las tardes para instrucciones musicales y de rituales.
Grupos de poetas y ancianos llamados tlapizcatzitzin (conservadores) aprobaron nuevas composiciones y enseñaban cantos divinos en honor a los dioses. Hacían llamados a reuniones públicas para enseñar los cantos a toda la gente. Ellos todavía cantaban y bailaban macehualiztin después de la Conquista, ya que Durán los atestiguó. "Estos cantos eran tan tristes que solo el ritmo y la danza lo entristecen a uno. He visto la danza de estos cantos en varias ocasiones con cantos religiosos, y eran tan tristes que me llenaba con melancolía y pesar." (300).
El continua diciendo que, aunque era fluido en la lengua nahuatl, el realmente no comprendía las palabras en los cantos.
Todos los cantos nativos están intercalados con metáforas tan oscuras que difícilmente hay un hombre que pueda comprenderlas a menos que sean estudiadas y explicadas de una manera tan especial como para penetrar en su significado. Por esta razón, intencionalmente me he puesto a escuchar con mucha atención a lo que es cantado; y mientras que los términos y las palabras de las metáforas parecen no tener sentido para mi, después de haber sido discutidas y consultadas, parecen ser oraciones admirables, tanto en las cosas divinas creadas hoy en día como en las canciones mundanas... (299-300)
La tierra en la cual los cantos de flor crecieron fue una combinación de lo profano y lo sagrado, lo social y lo ceremonial.
Los cantos de flor que tenemos no son sobre el amor y el coqueteo, como las "danzas de juventud." Son poemas de mucha seriedad, pero cantadas al mismo ritmo en vivo que los cantos mundanos. Los transcriptores simplemente es posible que no hayan escrito los cantos más obscenos.
El fraile continúa describiendo la costumbre:
El baile de que ellos mas gustaban era el que con aderezos de rosas se hacia con las cuales se coronaban y cereaban para el cual baile en el momoztly principal... hacían una casa de rosas y hacían unos árboles á mano muy lienos de flores olorosas á donde hacían sentar á la diosa Xochiquetzally mientras bailaban decendían unos muchachos vestidos todos como pájaros y otros coco mariposas muy bien aderezados de plumas muy ricas verdes y azules y coloradas y amarillas y subianse por estos árboles y andaban de rama en rama chupando del rocío de aquellas rosas luego salían los dioses vestido cada uno con sus aderezos como en los altares estaban vistiendo índios á la mesma manera y con sus cervatanas en las manos andaban á tirar á los pajartitos fingidos que andaban por los árboles de donde salía la diosa de las rosas que era Xochiquetzally á recibillos y los tomaba de las manos y los hacía sentar junto á sí haciéndoles mucha honra y actamiento como á tales dioses merecían allí les daba rosas y humazos y hacía venir sus representantes y haciales dar solaz. Este era el mas solemne baile que esta nacion tenía y así agora pocas veces veo bailar otro sino es por maravilla. . . . (Tomo II, Cáp. XCIX, pág. 231)
Ahora estamos claramente en el reino de xochicuicatl, el canto de flor. Tenemos cuatro cantares que Coyote Hambriento compuso para la despedida de las flores o para un festival similar llevado a cabo en primavera: "Ponéos de pie, toquen su tambor," "Canto primaveral," "Ya comienza," and "El árbol de flor."
Entre las solemnísimas fiestas que los naturales celbran había una que era el despedimiento de las rosas que era dar a entender que ya venían los hielos y se habían de secar y marchitar. Hacianles una solemne fiesta por el despedimiento de ellas de mucho regocijo y contento celebrando en ese mesmo día una Diosa que llamaban Xochiquetzalli que quiere decir plumage de rosas.
Tenian en este día tanto contento cuanto era y es contento que reciben y deleite en oler rosas de cualquier genero que sean agora tengan buen olor agora malo sean rosas que con olellas estara el mas contento del mundo de lo cual son todos estos naturales en general sensualísimos y aficionados poniendo su felicidad y contento en estarse oliendo todo el día una rosita ó un xochitl compuesto de diversas rosas los cuales todos sus regocijos y fiestas celebran con flores y sus presentes los ofrecen y dan con flores el alivio de sus caminos lo pasan con flores es les en fin tan gustoso y cordial el oler las flores que la hambre alívian y pasan con olellas y así se las pasaba la vida en flores con tanta ceguedad y tiniebla (que engañados y persuadidos del Demonio) viendolos tan aficionados á flores y rosas. . .
Este día enrramaban y componían de rosas sus personas y sus templos y casas y calles ... y así enrosados hacían diversos bailes y regocijos y fiestas y entremeses de mucho contento y alegría todos á honor y honra de las rosas llamando á este día xochilhuitl que quiere decir fiesta de rosas y ningun otro adzero de gala ni de oro ni plata ni de piedras ni plumas sacaban este día á los bailes sino rosas. Demas de ser día de rosas era día de una Diosa como dije que llamaban Xochiquetzalli la cual Diosa era abogada de los pintores y de las labranderas y tejedoras de labores de los plateros entalladores &c y de todos aquellos que tenían oficio de imitar á la naturaleza tocante á cosa de labor ó divujo todos tenían á esta diosa por su abogada y su fiesta muy solemnizada de ellos. . . (ibid. Cáp. XCIV, pág. 192-193)
La fiesta de las flores se continuó después de la Conquista de forma diferente, muy parecida a la religión antigua. El último día de la despedida de veinte días a las flores fue octubre 26, solo unos días antes del día de los difuntos, todavía celebrado hoy en comunidades mexicanas con las mismas flores, caléndula. |